Emprendimos el camino, con ganas y yo personalmente con ilusión, nuestra idea era subir a un castillo situado en lo alto de un cerro. pronto nos dimos cuenta que no iba a ser tan fácil como pensábamos, pues a ambos lados del río el sendero se perdía. Decidimos ir subiendo ladera arriba, y al ver la dificultad del terreno y la poca afluencia de gente me empece a agobiar, pues los senderos que encontrábamos eran muy estrechos y muy angostos. Por la cabeza me pasaba de todo, (que si nos caíamos alguno, que si se accidentaba Rafa, yo me vería en apuros), en fin una paranoia tremenda, que no me dejaba relajarme del todo.
Después de hora y media, viendo que no hayamos salida, decidimos dar la vuelta. Fue entonces, cuando yo empece a disfrutar de las vistas. Como ya conocía el terreno, el regreso se me hizo corto, y el paisaje que veía a mi alrededor era impresionante y de una gran belleza.
Nos quedamos a la vera del río Tavizna a comer y a descansar un poco, y sobre las 3/30 tomamos rumbo a Ubrique, con intención de tomar un café, dar una pequeña vuelta y coger rumbo a casa. Pero al llegar a la plaza del consistorio, vimos una ermita que se alzaba en lo alto del monte, y decidimos subir hasta ella y conocerla bien.
Una vez arriba la ermita se encontraba cerrada, y a lo lejos divisamos otra llamada la Ermita del Calvario, y hacia allá pusimos rumbo. El esfuerzo mereció la pena, pues el lugar, una preciosidad y el pueblo todo blanco a la falda de la montaña ofrecía unas vistas impresionantes. Como sabréis los que me conocéis bien tome innumerables fotografías, pues el paisaje era hermosisimo.
Animo a conocerlo. Pues os aseguro que nos os vais arrepentir.